Cuando hablamos de rentabilidad en una flota, todos sabemos que cada peso cuenta. Pero la pregunta es:
¿dónde estás perdiendo más dinero sin darte cuenta?
Muchos administradores de flotas se enfocan en un solo indicador —como el combustible—, sin darse cuenta de que los neumáticos o el mantenimiento preventivo pueden representar fugas de presupuesto igual de grandes.
Veámoslo por partes:
1. Combustible: el costo silencioso que nunca se detiene
El consumo de diésel es uno de los gastos más visibles, pero también uno de los más difíciles de controlar si no se miden los hábitos de conducción y las rutas.
Una aceleración brusca o una mala presión en las llantas puede aumentar el consumo sin que nadie lo note.

2. Neumáticos: el punto de contacto entre la rentabilidad y el asfalto
Los neumáticos no solo sostienen la carga, también sostienen tu rentabilidad por kilómetro.
Una presión incorrecta, un desgaste irregular o una rotación tardía puede significar pérdidas constantes.
El problema es que pocas flotas lo miden a tiempo.
Aquí entra la tecnología: sensores de presión, reportes por eje y alertas que avisan cuando un neumático empieza a perder eficiencia.

3. Mantenimiento: el gasto que se convierte en inversión
El mantenimiento preventivo puede parecer un gasto, pero en realidad es una de las formas más efectivas de evitar paradas no planificadas y fallas costosas.
Una flota que mide sus kilómetros recorridos, su consumo de piezas y sus tiempos en taller tiene más control que la que solo “reacciona” cuando algo falla.

Conclusión: lo que no se mide, no se mejora
El secreto no está en preocuparte solo por un indicador, sino en verlos todos conectados.
Combustible, neumáticos y mantenimiento trabajan como un solo sistema.
Y con los datos correctos, puedes anticiparte, ahorrar y aumentar tu rentabilidad por kilómetro.
En Transprofit, ayudamos a las flotas a convertir los datos en decisiones inteligentes.
Porque cuando entiendes lo que pasa en tu operación, cada kilómetro cuenta más.

